Juan Broseta Carrasco *
Las actuales plataformas digitales de contratación que se han implantado en la mayoría de las Administraciones Ferroviarias son un arma de doble filo en una relación Suministrador-Administración biunívoca donde se han obviado factores fundamentales, de ahí que todo haya devenido en un auténtico desastre.
Con anterioridad a su implantación, el mundo ferroviario funcionaba con una relación de proveedores con el comprador o los responsables de los departamentos de compras donde, como sabemos todos, cuando faltaba un plano o el plano no estaba actualizado, había un interlocutor para poder realizar cuantas consultas fuesen necesarias.
Evidentemente si queremos entrar en lo que es el normal suministro de los repuestos ferroviarios hay que entrar en el suministro de esos repuestos con planos y especificaciones que se cumplan con esos repuestos ferroviarios. Sin embargo, con los desórdenes que hay hoy a nivel documental en todas las administraciones (y no hago ninguna distinción de unas respecto a las otra) todas tienen pesimamente resuelto el archivo de planos y la documentación de los que son dueños, además de no mantenerlos actualizados, con lo cual el suministro de repuestos se convierte en un auténtico infierno.
Al eliminarse la relación personal y fiarlo todo a las plataformas, se acaba entrando en un laberinto monumental porque cualquier pregunta o consulta se dirige a una plataforma que, tras dirigirte a ella, o no contesta o no aclara las consultas que son necesarias para el proveedor.
La plataforma teóricamente debería de contestar a todo lo que le plantean los proveedores, a los problemas que puede haber, pero no es así, y al final se acaban convirtiendo en una forma de escurrir la responsabilidad que tienen las Administraciones ferroviarias. Los departamentos de compras, que teóricamente deben saber pedir con rigor las especificaciones técnicas que figuran en las peticiones de oferta, deben dominar la documentación técnica para que el proveedor puede suministrarla correctamente, y para que eso ocurra es fundamental que fluya una buena comunicación entre ambos, que es algo que ahora no ocurre.
Llegado a este punto nos encontramos con que la única fórmula que han implantado es subcontratar la plataforma digital externamente a los departamentos responsables del suministro, con lo cual ya la irresponsabilidad de los profesionales es total. No hay forma de hablar con ellos, y siempre recurren al “no, no, diríjase usted a la plataforma”. Y si esa plataforma fuera correcta, con un buen archivo de planos perfectos, con contestaciones de profesionales perfectos, pues podría ser una buena fórmula para poder suministrar en tiempo y forma las piezas y ahorrarnos un trabajo administrativo, pero no es así y el caos en ese ámbito es total. ¿Y por qué es así?, pues porque entran factores como “oiga, la firma tiene que estar validada”, pero no hay un procedimiento para poder mirar cómo se valida una firma. Este es sólo un ejemplo, pero podría citar muchísimos más de lo que supone hoy enfrentarse al nuevo sistema que, aunque con el tiempo irá mejorando, hoy por hoy es un auténtico desastre.
Como soy un ingeniero ya mayor de 71 años, recuerdo que cuando fui director de compras y producción en una gran empresa ferroviaria, Macosa, introduje el sistema de trabajo online de gestión de almacenes. En aquella época me encontré con que los almaceneros y jefes de almacén estaban acostumbrados a sus libretas y sus estantes. Me costó un año su implementación, y con primas para conseguir que trabajaran on line con pantallas de ordenador. Al cabo de un año empezó a funcionar, sin embargo, aquí se ha querido implantar el sistema de las plataformas digitales por Real Decreto y parece que basado en el “ya te apañarás”.
Da la impresión de que esto se haya hecho literalmente contra el ciudadano o proveedor, parece que esto sea lo que queda después de 40 años de dictadura, lo que ha supuesto que el funcionario considere que el que no es funcionario o el ofertante sea algo así como basura a no tener en cuenta.
Lo mismo estamos viendo ahora en el mundo digital en los bancos, usted no puede ir ahora a un banco a hablar con el que le atendía, porque ya no hay nadie que le atienda. En un banco ahora le cobran por los depósitos, cosa que es impensable en una época normal, que usted deje el dinero y por mantener el dinero, le cobren, pero es que además no le atienden, con lo cual han reducido personal con las excusas de la fusión y demás, los han prejubilado. Y ¿quién paga esas prejubilaciones?, pues con arreglo a los Pacto de Toledo, vamos a pagar el resto de los ciudadanos. La banca se aligera de coste salarial a cambio de dar un mal servicio digital al ciudadano y, claro, hay ciudadanos de distintas edades y ciudadanos mayores que no se pueden adaptar fácilmente al mundo digital. Es muy difícil que se puedan adaptar y no todos tienen nieto o alguien que les ayude.
En el mundo ferroviario está pasando lo mismo, es muy fácil decir “no, ya se apañarán, el que quiera vendernos piezas que se acostumbre a la plataforma digital”. Pue si es así, oiga ponga usted un reglamento de cómo funcionará su plataforma digital, porque si usted no lo pone y aparece por primera vez en las licitaciones, se arriesga a que todo salga mal, que es lo que está ocurriendo.
Yo he querido hacer una observación en este artículo a la necesidad que existe durante un periodo de transición para adaptar las plataformas digitales a que haya un responsable en cada Administración ferroviaria para aclarar el sistema de funcionamiento de la plataforma digital. Esperemos que lo tomen en serio, porque es ya un problema grave y una falta de eficacia en los suministros.
*Dr. Ingeniero Industrial