Todos los medios de transporte pueden tener más o menos influencia en la emisión de gases no deseables a la atmósfera, evidentemente los automóviles en general y motos, tanto diesel como gasolina producen unas emisiones no deseables y por tanto tienen un impacto en el cambio climático. El Ferrocarril tiene 2 factores, uno evidentemente cuando es que su transporte consume energía primaria como puede ser el diesel, nos encontramos que el reparto de la emisión es mucho menor que en el caso del automóvil, aunque ya están habiendo unas series de investigaciones y desarrollos de sistemas para evitar dicha emisión de estos gases perjudiciales. Por ejemplo, tenemos los trenes de batería, o de hidrógeno, que sustituyen al tren cuya tracción podría ser diesel a eléctrica y de esta manera evitan las emisiones dañinas.
Por otra parte tenemos los trenes eléctricos, tanto de largo recorrido, como cercanías, metros y trenes o tranvías entre pequeñas ciudades. Esos trenes tienen la ventaja de que consumen energía secundaria, es decir la energía para movilizar el tren, se genera en un sitio, puede ser una central nuclear, una central convencional de gas, cualquier ciclo combinado, u otro que genera una energía hidroeléctrica que se transporta y por tanto el impacto que tiene el tren sobre el medio ambiente a nivel de las emisiones de gases es prácticamente insignificante. Y aunque no todas las líneas están electrificadas, en Europa la mayoría de las líneas si lo están y por tanto colaboran en la reducción de emisiones al medio ambiente.
En los lugares que evidentemente no están electrificadas las líneas, se está optando por el clásico cambio a trenes que tengan menos emisiones o como decíamos antes, trenes batería, de hidrógeno, o con una tecnología que permite la movilidad y la tracción necesaria con bastantes buenos resultados a nivel de emisión de gases no deseables. Por otra parte, el tren convencional diesel ha evolucionado muchísimo para reducir las emisiones de gas debido a las nuevas tecnologías para la propulsión de trenes diesel, que hacen que las emisiones igual que en los coches, cada vez sean menores.
Otra cosa a tener en cuenta es el coste. El coste de los trenes que estas nuevas tecnologías que hoy por hoy aunque ya tienen Alstom y otros, trenes de hidrógeno y están funcionando en algunas líneas regulares, están en estado de pruebas. Son el futuro pero el futuro tiene que estar adecuado a lo que es la comparación de la fabricación de los trenes convencionales eléctricos o los trenes que van a sustituir en las líneas no electrificadas. El coste tiene que ser lo suficientemente interesante para poder llegar a un cambio en este sentido. Evidentemente no nos hemos de olvidar que con el paso del tiempo las nuevas tecnologías hacen, que se puedan considerar fácilmente los costes y que con el tiempo sean mucho más baratos que inicialmente los prototipos. Es decir, todos recordaremos cuando los teléfonos móviles al principio eran de un determinado tamaño y un determinado coste, actualmente no tienen nada que ver con aquellos primeros modelos, su coste es más accesible y por tanto es muy útil. Con el tren de hidrógeno o los trenes a batería, vamos a tener la misma situación.
Resumiendo, la gran colaboración que tiene el ferrocarril en el mundo que estamos observando contaminado, por la movilidad de los automóviles fundamentalmente, es su aportación a la reducción de las emisiones. El ferrocarril ha sido de siempre el primer baluarte en transporte respetuoso del medio ambiente comparado con otros medios de transporte tanto cuando se utiliza metro como cuando se utiliza el transporte de cercanías o de largo recorrido.
Juan Broseta Carrasco
Dr. Ingeniero
