Los grandes retos que deberá asumir la movilidad del futuro

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Valencia, 26 enero 2021. 

por Juan Broseta. Doctor Ingeniero Industrial

La movilidad del futuro se enfrenta a grandes retos en los que serán decisivos la tecnología, el medioambiente, la regulación normativa y la conectividad.

Entraremos en nuevas plataformas de infraestructuras con sistemas disruptivos de ocupación del espacio público en los que serán muy importantes los modelos de movilidad conectados, eléctricos y con nuevas energías; espacios  compartidos, seguros,  eficientes y donde una nueva normativa adaptada a las situaciones reales será una de las principales claves  para su éxito.

Y todo esto afectará a cualquier modelo de movilidad, llámense trenes, metro, coches, autobuses, aviones, transporte marítimo,  bicicletas,  patinetes, drones o vehículos compartidos.

En este contexto, para que las empresas que lideran esta movilidad inviertan y asuman riesgos con cierta seguridad hace falta una normativa que sea igual en todos sitios, especialmente en la movilidad urbana de forma que los operadores tengan las mismas condiciones en cualquier punto de España, cosa que hoy no ocurre y que dificulta tremendamente a las empresas en su política de inversiones. También se requieren unas infraestructuras acordes con las necesidades medioambientales de la población, así como una cultura y educación de forma que los niños aprendan desde pequeños que la movilidad no son sólo los coches,  como ocurría hasta hace poco. Hay que enseñarles que hay otras formas de movilidad y que también  ellos deben ser responsables de su entorno.

Estamos viendo como las sociedades son cada vez mas abiertas,  y aún lo serán más tras esta pandemia. Ya hemos visto como en el último año ha habido un cambio tremendo en la logística: hemos visto en las calles más furgonetas que coches y vamos claramente hacía una multimodalidad. El placer de conducir va a seguir existiendo, pero a la gente le gusta también probar cosas nuevas como compartir coches para sus desplazamientos, alquilarlos, desplazarse en patinetes, bicicletas y, en breve, hasta recibiremos los paquetes que hoy nos llegan a casa a través de drones que entraran por ventanas y terrazas. De hecho, ya hay muchas ciudades en el mundo en las que se están haciendo ensayos de este tipo.

En línea con todo esto, también estamos viendo que cada vez hay más modelos de empresas que basan su colaboración en la complementariedad;  vemos como algunos gigantes de la movilidad se están asociando con los pequeños en microproyectos por la realidad y agilidad que representan en su toma de decisiones. Los modelos de colaboración están cambiando a pasos de gigante.

Estamos en un momento en el que se están explorando todos los caminos posibles para favorecer esa movilidad, se está invirtiendo muchísimo en tecnología para hacer esa movilidad más segura, tanto en carretera como por ferrocarril,  porque una cosa es mover paquetes y otra muy distinta es mover personas.

Y en todos estos cambios resulta fundamental el papel de la Administración Publica para evitar los trayectos inútiles que se hacen hoy en día en la mayoría de ciudades y que se deben claramente a una falta de visión de sus responsables políticos. Lo mismo ocurre con los edificios que, como decía antes,  y no es hablar de ciencia ficción, acabarán siendo permeables a la entrada de compras y suministros sin que tengamos que salir de casa porque esa nueva movilidad lo acabará permitiendo.

En general, diré que entramos en una época dorada para la movilidad y que, bajo mi punto de vista, para que realmente alcance el éxito que esperamos  deberá ser  innovadora y tecnológica, sostenible, eficiente, conectada y segura. Ojalá las autoridades y legisladores aprovechan la oportunidad de esta situación para poner en marcha planes capaces de atraer más inversión, dar seguridad a los ya existentes y formar talento capaz de afrontar esos grandes retos que hoy debe abordar la colaboración publico-privada.