Más rigor y profesionalidad en el sector ferroviario de la Comunidad Valenciana  

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JUAN BROSETA (*)

La gestión política de la movilidad, especialmente la del sector ferroviario, está hoy inmersa en un auténtico caos en varias autonomías, especialmente en algunas como la Comunidad Valenciana.

La pondré como ejemplo para ver hasta qué punto estamos perdiendo oportunidades de progreso, y no sólo aquí, sino en todo el Proyecto Europeo de lo que implican las cercanías y la descentralización del poder central de Renfe.

Las autonomías deben de tener capacidad de gestión y dotarse de un Ente que aglutine los ferrocarriles autonómicos, los metros y las cercanías para optimizar una coordinación que no existe y por la que los políticos de esta Comunidad no muestran ningún interés.

Hace unos días hemos visto con satisfacción como Alstom y Stadler se adjudicaban el mayor contrato de Renfe por 2.445 millones para fabricar 211 trenes de cercanías. Y ante eso, yo me pregunto: ¿qué Comunidades Autónomas se moverán?, porque hay tiempo desde ahora hasta que se fabriquen los trenes para tener la opción de tener nuevos trenes de cercanías y potenciar todo lo que significa sus renovaciones de material rodante de forma que no se vaya todo a Madrid y Barcelona, como se sobreentiende por lo publicado en varios medios.

Madrid tiene todo el peso del poder central y Barcelona tiene un peso pesado en todo lo relativo a cercanías como es Pere Macias, el ex alcalde de Olot, un ingeniero de caminos y un experto en infraestructuras con muchos años de experiencia que, nombrado por el Estado, está haciendo una gran labor en todo lo que significa la conexión con el aeropuerto, los túneles pasantes, etc.

Por tanto, Madrid y Barcelona quedan perfectamente cubiertos pero, ¿qué pasa en la Comunidad Valenciana? Pues sencillamente que estamos pagando el abandono de años y años en todo lo que supone el transporte ferroviario, tanto en lo relativo a cercanías, como en lo que pudo haber sido la potenciación de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana, así como en actuaciones alternativas muy necesarias en Castellón y Alicante que no se han llevado a cabo.

Es evidente que no hubo interés en liderar en la Comunidad Valenciana un movimiento potente y serio para asumir el transporte de cercanías y el de media y corta distancia y todo lo que eso conlleva si se hace de forma profesional y rigurosa, que es lo que nos ha faltado. En la Comunidad Valenciana no ha existido un Ente Gestor porque los políticos carecen de esa preparación y tampoco han querido apoyarse o asesorarse por los verdaderos expertos del sector que, desde luego no son muchos de esos “istas” que les acompañan, léase economistas, periodistas, analistas, etc. Su argumento siempre fue muy pobre para mantener eso y se basó en cuestionar a los técnicos alegando que prefería a otros “con ideas más globales”. Y claro, con esos argumentos quienes llevamos toda la vida dedicándonos a la ingeniería y más concretamente al transporte ferroviario, hemos visto como esta Comunidad perdía posiciones y se iba quedando atrás año tras año.

Y todo esto es así hasta el punto de que la propia Andalucía, que hasta hace 10 años estaba detrás de todo esto, en este momento tiene un excelente Plan de Desarrollo Ferroviario que están implantando con verdadero éxito.

Y mientras eso ocurre en el Sur, en la Comunidad Valenciana lo solucionan con personas inexpertas, con perfiles políticos afines, sin experiencia o con formación en disciplinas como la historia o similares, como es el caso de Josep Vicent Boira, comisionado del Gobierno para el desarrollo del Corredor Mediterráneo.

Se habla mucho precisamente del Corredor Mediterráneo, y se manifiestan entidades como AVE, Conexus y otras más, pero la realidad es que no hay coordinación y, al final, como dicen en mi tierra “six p’al sac i el sac en terra”, es decir, aquí todos a figurar, pero no hay proyectos serios como en Madrid, Barcelona, País Vasco o Andalucía.  Aquí lo que sobran son recomendados y lo que faltan son buenos profesionales.

Con este panorama no es de extrañar que no nos den dinero para buenos proyectos o para renovar el material móvil como han tenido los catalanes siempre, que les ha proporcionado un desarrollo y crecimiento extraordinario de sus ciudades, mientras aquí seguimos con la línea de lo que era Valencia-Teruel-Zaragoza, pero eso sí, protestando todos, porque la canción protesta la manejan bien, pero la profesionalidad ni está ni se la espera.

Estas reflexiones me llevan a preguntarme si estamos dispuestos a seguir siendo los últimos del sistema. Y, sobre todo, me lleva a preguntar a nuestros dirigentes si se van a mover técnicamente creando un organismo que gestione todo lo que es el transporte ferroviario, tanto cercanías como el transporte por carretera y el resto de la movilidad, o si van a seguir centrados en asuntos intranscendentes, porque si continúan así cualquier día pueden recibir el Premio Nobel, que en Valencia bien podría ser el premio Nobel del “Garbell de l’aigua”. Hace falta más rigor y seriedad, que para esos cobran esos dirigentes y sus asesores, pero “six p’al sac i el sac en terra”. Cambien, por tanto, a las personas y pongan a responsables profesionales con experiencia y con visión de futuro si no quieren que la Comunidad Valenciana sigua perdiendo posiciones y quede relegada a la cola del progreso en España.

 

  • Ingeniero Industrial